¿Recuerdas qué tipo de desechos arrojaste ayer al basurero que tienes en casa? Si vas a echarle un vistazo encontrarás que al menos la mitad corresponde a orgánicos, es decir, restos de frutas o verduras que probablemente por su estado dejaste de considerar útil para cocinar.
Ese hábito es una realidad en los hogares de Chile, y es que la mayoría de las personas no dimensiona lo que significa botar sobras de origen vegetal, pues asumen que se descomponen de forma natural, sin embargo, cuando se mezclan en los rellenos sanitarios con otro tipos de residuos, el proceso de degradación podría durar hasta 12 años, produciendo la emisión de Gases de Efecto Invernadero, altamente contaminantes para el medio ambiente.
Después de Turquía, nuestro país es el que más envía basura a rellenos sanitarios entre los 34 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), así lo indica la última Evaluación de Desempeño Ambiental sobre Chile realizada el 2016.
Por eso, en tiempos donde el fenómeno del Cambio Climático es una problemática a nivel mundial, adquirir hábitos que contribuyan al cuidado del medio ambiente es fundamental. Y una de las acciones que todos podemos realizar es la gestión sustentable de nuestros residuos orgánicos. ¿Cómo? a través del compostaje.
El compostaje es un proceso de transformación de la materia orgánica para obtener compost, un abono natural. Reciclar los residuos orgánicos contribuye a la reducción de los desechos destinados a rellenos sanitarios, aporta a la agricultura sostenible y favorece la captura de carbono, mitigando así el Cambio Climático.
¿Por qué compostar?
- Según el Informe del Banco Mundial “Qué desperdicio 2.0” (World Bank Report “What a Waste 2.0”, 2018), a nivel mundial, solo el 13,5% de los residuos de hoy se recicla y el 5,5% se compostan.
- Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2017), en América Latina 127 millones de toneladas de alimentos se pierden o desperdician anualmente.
- Según cifras de Fundación Chile, 2016, un tercio de la comida que se produce termina en la basura.
- Anualmente Chile produce 104 kilos de dióxido de carbono por persona a partir de los residuos orgánicos (fuente: Fundación Chile, 2016)